Analizamos el primer juego protagonizado por Wario
Y es que el cambio de protagonista no es casual, Nintendo decidió con acierto darle un aire completamente nuevo a la saga Super Mario Land, otorgándole el protagonismo a un personaje lento y mucho más grande que Mario, que en lugar de la agilidad, utiliza la fuerza bruta para eliminar a sus enemigos.
Así era la portada original del juego
El objetivo de Wario no es rescatar a nadie en apuros, simplemente quire conseguir mucho dinero, y quiere hacer en Kitchen Island, un lugar donde habitan unos piratas con un inmenso tesoro, Wario quiere arrebatárselo para construir un castillo para darle envidia a Mario, pero no contaba con que los piratas eran bastante fieros.
Como comentábamos, el nombre de Super Mario Land está en el título, pero poco o nada tiene que ver con los anteriores, tenemos un personaje enorme, que se mueve lentamente y que ataca a sus enemigos a empujones, levantándolos y haciéndolos chocar entre sí.
Enemigos de Wario, temblad...
Tenemos plataformeo, como no podía ser de otra manera, pero se supera de un modo más pausado, no hay necesidad de encadenar saltos, ni de tomar carrerilla, sí de recoger monedas, ya que según el número de ellas que recojamos, podremos conseguir un castillo a la altura o no hacerlo.
Gráficamente es un juego brillante, no muchos juegos de la Game Boy “sin color” pueden lucir como Wario Land, con Wario poniendo siempre su cara de pillo, y lamentándose cuando no consigue hacerse con el dinero.
No podían faltar los mini-juegos, al final de cada fase podremos elegir entre un juego de azar, que puede multiplicar nuestro dinero, u otro de habilidad, para hacer crecer nuestro casillero de vidas.
Lo mejor
Apartado técnico impecable
Plataformas de calidad
Rejugable y con secretos por descubrir
Un imprescindible de Game Boy
Lo peor
Jefes finales flojos