¿Es necesario mostrar material explícito para hacer que una obra sea adulta?
El caso es que, sea o no una frase real del maestro Shigeru Miyamoto, casa total y absolutamente con su filosofía. Y es que el desarrollador nipón nunca se ha jactado de hacer videojuegos para adultos, pero siempre defiende a capa y espada que sus títulos no son exclusivamente para niños. Extraño, pero fácilmente explicable. Se atribuye a Miyamoto esta frase: "Los adultos son niños, pero con la barrera social de no comportarse como ellos, con más moral y ética. Ningún juego sin ética ni moral podrá ser jamás un juego adulto". Vamos, lo que vendría a decir que un juego para adultos no tiene por qué ser necesariamente adulto.
Hay un sector del público jugón, no sabría decir si amplio o escaso, que establece una relación directa entre la violencia, el gore o el sexo de un título con el grado de madurez del público al que va destinado. Vamos, que cuanto más contenido políticamente incorrecto haya, más adulto es el usuario que lo juega. Pero lo cierto es que esa manera de pensar puede indicar todo lo contrario: una necesidad inherente de demostrar lo maduro que es uno y la imposibilidad de jugar a títulos donde no se aprecie explícitamente cómo una espada atraviesa a un hombre o cómo una prostituta se gana el sueldo como buenamente sabe. Lo que conocemos como un juego para adultos, que no necesariamente significa un juego adulto. Voy a explicar, siempre desde la perspectiva de quien suscribe estas líneas, la diferencia notable, y a veces totalmente contrapuesta, entre estos dos conceptos.
Actualmente, Duke Nukem vive más por la polémica que por su mecánica
Un juego para adultos es un una obra que contiene material explícito, inapropiado para el público menor de edad. Insultos, violencia, sexo y ese tipo de cosas que cuando más nos prohíben en nuestra etapa imberbe, más nos apetece probar. Ese contenido pasa o bien por la inquisidora tijera de la censura o por la aprobación de los organismos sancionadores, que lo etiquetan con las debidas advertencias y la imagen de +18 bañada en un rojo sanguíneo, un color que casi advierte por si sólo a los padres del contenido. Y así nace un juego para adultos. Principalmente, en los organismos reguladores.