Re-analizamos uno de los juegos más laureados de Nintendo
Este videojuego se lanzó en 1998, para una Nintendo 64 muy necesitada de títulos, ya que, pese a que tenía juegos imprescindibles, llegaban con cuenta-gotas, para colmo, el hype que este juego provocó fue tan grande, que todo el mundo esperaba “un juego perfecto”, “una revolución”, o el mejor juego de sus vidas.
Tengo muchos recuerdos de aquellas navidades del 98, cuando por fin, ese juego del que se habló durante años, y mes a mes en las revistas de videojuegos vería la luz, después de ver lo que Miyamoto había hecho con Mario pasándolo al 3D con Super Mario 64, todas las expectativas estaban puestas en Link y Zelda, ¿respondería a estas gigantescas expectativas?.
Pues no sólo respondió, encima fue mejor de lo esperado, se convirtió en toda una experiencia, en algo diferente, algo para recordar, catorce años después seguimos mirando a aquel año 1998 y emocionándonos con lo que significó para todos Ocarina of Time.
El juego comienza remontándose diez años antes, cuando una terrible guerra arrasó Hyrule, en medio del horror, una madre preocupada, ocultó a su hijo en el bosque para apartarlo de la muerte y la destrucción.
Así, el niño crece solo en el bosque, un lugar donde sus habitantes son también niños, que tienen hadas guardianas, pero el niño, llamado Link, no tiene un hada, motivo por el que los demás se burlan de él y lo consideran raro.