Estos monos metidos en bolas no se pierden el lanzamiento de una nueva consola Nintendo aunque les lleve a perder sus credenciales.
Uno de los aspectos más disfrutable es sin duda un efecto tridimensional realmente pronunciado que ayuda a sumergirte en el vivaz mundo que atravesamos, haciéndose notorio desde el mismo menú principal y alguna mini secuencia antes de comenzar la historia.
La sensación de tridimensionalidad está muy conseguida.
¿Quién no ha pasado tardes enteras jugando al golf simio, los bolos y otras tantas alocadas pruebas en compañía? En esta versión portátil los minijuegos pasan a mejor vida dando la misma importancia, además del modo clásico, a dos modalidades extra que parecían tener como objetivo satisfacer a los aficionados nintenderos: Carrera y Lucha Simia.
En el primero de ellos nuestros simpáticos protagonistas montarán sobre unos karts para ver quién llega antes a meta si evitando ser golpeados por los ítems especiales cual Mario Kart. Alejándose de las competiciones en bolas a las que nos tenían acostumbrados y que tan bien funcionaban, optan por unos karts robustos con un control demasiado austero.
La Carrera Simia es muy decepcionante.
Lo mejor
Una mecánica de juego inmortal.
El 3D del modo principal, muy conseguido.
Lo peor
La antítesis de los valores de la saga.
Los minijuegos sustituidos por dos modos desangelados.
No supone ningún tipo de reto.