PlayStation 4 y la caza del trono perdido

Por supuesto, tampoco hay que engañarse. Quedarse sólo con la visión extremadamente positiva de las cosas tiende demasiado al fanatismo, cosa que siempre conviene evitar. Sony se ha equivocado muchas veces y sin duda lo va a seguir haciendo tarde o temprano, aunque ahora todo pinte tan bonito que hasta nos lo tragamos todo sin rechistar. ¿El tantas veces exhibido juego en línea gratuito se va al traste? No pasa nada, porque de todas formas PlayStation Plus es una ganga y nos regalan 'Driveclub' ya de entrada. O al menos, eso es lo que diremos, porque ahora PlayStation 4 es lo que realmente mola y todo es perdonable. ¡Esperemos que dure este buen rollo!

Pero eso no quita en ningún caso algo de lo que nadie habla, que no es otro tema que el constatar que la gran damnificada de tan apabullante estado de euforia es PlayStation Vita. Personalmente, se me hace incomprensible que una consola con tantísimo potencial esté siendo tan mal tratada incluso por la propia Sony, cuando el E3 era el momento ideal, entre tan orgásmica parafernalia, de enseñarlo todo y captar la atención. La cosa tiene más delito todavía al constatar que, pese a que mucha gente ni siquiera quiera admitirlo, Vita tiene un buen puñado de juegos francamente interesantes para los meses venideros.

¿Y qué hace Sony al respecto? ¿Se dedica a exhibir títulos como 'Toukiden', 'Tearaway', 'Batman: Arkham Origins Blackgate', 'Freedom Wars' o 'Rayman Legends', que presumiblemente poseerá en dicha plataforma su versión más completa? No, nada de eso. Se pasa de puntillas sobre la portátil, porque la protagonista es la flamante PlayStation 4 y su prometedor futuro. Es el hermano mayor en el que se depositan todas las esperanzas, relegando al pequeño a un segundo plano. Una verdadera lástima, puesto que Vita tiene mucho más para ofrecer de lo que muchos creen.

Pero mejor no perdamos el hilo en minucias, porque lo que importaba era PlayStation 4. Llegados a este punto, ¿qué podemos concluir? De entrada, no negar la evidencia. Tanto Microsoft como Nintendo cumplieron con su cometido en el E3, presentando un buen puñado de videojuegos interesantes para todos los gustos. No cabe duda alguna de que los más jugones sabremos apreciarlos, y pese a los trastabilleos iniciales de Xbox One o el más que tibio y precipitado arranque de Wii U, seremos muchos los que terminemos por sucumbir a sus respectivos encantos ya sea de entrada o a medio plazo. Al fin y al cabo, ¿no son los videojuegos nuestra pasión?

Pero a día de hoy, en mi humilde opinión, PlayStation 4 se sitúa ahora mismo como el caballo por el que merece la pena apostar. Una consola que de entrada se presenta sin ninguna pega remarcable, un fortísimo catálogo de títulos tanto exclusivos como multiplataforma, un precio ciertamente atractivo, nuevas funciones interesantes y juego ampliado con PlayStation Vita.

Además nos queda la incógnita de ver si se verá ahora beneficiada de la celebrada marcha atrás de Microsoft entorno a las restricciones de Xbox One. ¿Olvidarán los consumidores todo de un plumazo o perderán parte de la confianza en Microsoft? ¿Habrá editoras que reconviertan sus exclusivos a multiplataforma por ello? Y aunque no fuera así, al césar lo que es del césar, pues esta vez Sony lo ha clavado. Al menos de momento.

Tras una generación en la que Xbox 360 planteó una alternativa muy atractiva y en la que Nintendo se llevó el gato al agua con Wii, el camino para reclamar de nuevo el trono que antaño ostentó PlayStation se inicia con inmejorables sensaciones. Y lo mejor de todo es que seguramente empuje a Nintendo y Microsoft a tener que contraatacar más fuerte. No hay más que ver lo poco que ha tardado Microsoft en bajarse los pantalones y rectificar sus restrictivas políticas para no quedar fuera de carrera antes de que se dé la salida. ¿Habrá réplica ahora de Sony?

La nueva generación, aunque suene a tópico, se plantea innegablemente emocionante. Y es que, ante todo, que viva la competencia. Afortunados somos los que nos aprovechamos de ella para hincharnos a buenos juegos, vengan de donde vengan.