Una secuela que promete romper la maldición de que "las segundas partes nunca fueron buenas"
Se ha hecho mucho hincapié en la iluminación.
Esto último será bastante utilizado, porque se vuelve a presentar una dificultad bastante elevada en la que uno de los principales problemas es la escasez de munición. Esto, a su vez, sirve para potenciar el uso de la infiltración y el sigilo, aspectos a los que la desarrolladora ha querido dar más importancia en este título, para así intentar desmarcarse un poco de los típicos FPS de "corre, dispara y mata". Dos de las formas con las que pretende conseguirlo es permitiendo crear emboscadas y habiendo mejorando sobremanera la IA de los enemigos, según ellos, basada ahora en la percepción con respecto a nuestro personaje.
Volveremos a sentir la claustrofobia de vivir en un entramado de túneles.
En el tema del sigilo, también juega un papel muy importante la iluminación, un aspecto en el que se ha hecho bastante hincapié. Y es que aunque estamos ante un juego que pertenece principalmente al género de los first person shooter, 'Metro: Last Light' introduce aspectos de sigilo similares al de franquicias como 'Hitman' o 'Splinter Cell', y de survival horror que recuerda bastante a 'F.E.A.R.'.