Homenaje a Shigeru Miyamoto

Tras la breve introducción, Garrido presenta por fin al hombre que todo el teatro espera con impaciencia: el nuevo Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Miyamoto entra en escena y recibe una cerrada ovación de un minuto, tras la que el presentador le pide que haga un dibujo para todos los asistentes. El japonés coge papel y bolígrafo y dedica en la pantalla gigante del teatro un dibujo de Mario a todos los asistentes. Acto seguido, comienza la ronda de preguntas al creador, que fueron contestadas en japonés. Durante toda la ronda, notamos bastantes problemas con la traducción, que creemos no logró trasladar al público con demasiada fidelidad las respuestas, uno de los pocos puntos grises de la grada.

Miyamoto comienza hablando de sus historias, las historias en las que están basadas sus juegos. Comenta que su intención es que “el jugador desarrolle esas historias y las disfrute por sí mismo” y aclara que cuando creó ‘Super Mario’, pensó “en juegos que quisiera jugar otra vez”.  Haciendo un repaso a su carrera, a su papel en Nintendo como Director creativo, comentó que está muy a gusto con su rol en la compañía: “Mis compañeros y yo llevamos más de 30 años trabajando juntos creando videojuegos. Somos como una banda de música”.

Más tarde, fue preguntado por su visión del futuro, sobre cómo veía el sector en unos años, a lo que contestó que “la tecnología cada vez avanza más en el sentido de facilitarle la vida a la gente. Más importante que conocer todas las herramientas que existen, es lo que creas con ellas”. Terminó asegurando que él, por su parte, quiere crear “cosas cada vez más divertidas”.

Una de las preguntas más interesantes fue la que le cuestionó sobre el juego más importante de su carrera. Miyamoto no  habló sobre un juego “favorito” pero si aclaró que Donkey Kong hizo posible su meta de dedicarse al diseño de videojuegos:

Fue la gran apuesta de mi vida. Yo era creativo y si Donkey Kong salía bien teniendo éxito, me permitiría seguir adelante. Si no, seguramente me hubiera dedicado al diseño industrial. Fue mi gran apuesta, por eso es el más especial.