Final Fantasy IV, uno de los juegos más venerados de todos los tiempos, regresa a Game Boy Advance con el mismo contenido que años atrás hiciera del videojuego de Super Nintendo un clásico.

Cuatro cristales elementales, todos ellos de gran poder, yacen dispersos por todo el reino. El reino de Baron, seducido por la promesa del poder de los cristales, empieza una campaña de violencia e intimidación con la intención de robarlos a los pacíficos reinos vecinos. El rey le ordena al caballero oscuro Cecil, que es el capitán de las fuerzas de élite de Baron llamadas las Alas Rojas, que se encargue de apoderarse de los cristales pero poco después éste empieza a cuestionarse los motivos del monarca. Afligido por el dolor que le causan sus propias acciones pero aun así ligado a su lealtad para con su país y su propio código de honor, Cecil decide al final apartarse del camino de la oscuridad y de la destrucción.

Airado, el rey lo acusa de traición, lo quita del mando y lo manda a matar a un misterioso monstruo que se esconde en el cercano Valle de la Niebla. Cecil entonces se embarca en un fatídico viaje en el que se encontrará con pruebas, traiciones, amistad, pérdida y autodescubrimiento.