¡Luces, cámara, acción! Los Ángeles ya está lista para recibir al E3, y nuestros enviados especiales, desde hace unas horas, también.
Hollywood, Griffith Park, Los Feliz, Sirver Lake, West Hollywood, Mid-City, Beverly Hills, Westside, Santa Mónica, Venice, South Bay, Downtown, Burbank, Universal City, Pasadena... la cabeza me da vueltas de recordar los lugares que con mayor o (habitualmente) menos intención hemos recorrido antes y después de pasarnos por segunda vez por el Convention Center para sacar más fotografías, recorrer nuevos pasillos y, ante todo, acreditarnos para el día de mañana.
Porque escribo estas líneas a algo menos de doce horas de que el E3 arranque de una vez tal y como lo conocemos (al menos si no tenemos en cuenta la aburrida y predecible conferencia de Nintendo Direct acaecida hoy). En unas horas nos embarcaremos en una emocionante y vibrante viaje a través del Galen Center, del Orpheum Theatre, del Los Angeles Memorial Sports Arena y, por último, y no por ello menos importante, del Nokia Theatre, todo ello de la mano de Microsoft, Electronic Arts, Sony y Nintendo, compañías junto a las que viviremos y descubriremos el futuro de este sector.
Pero emprender esa odisea pasaba por acreditarnos hoy, y así lo hemos hecho junto al resto de medios internacionales, entre las miradas nerviosas de guardias que veína que era tarea imposible prohibir las fotografías, conversaciones susurradas que denotaban nerviosisimo y expectación, bromas entre viejos conocidos y carteles de colosales dimensiones.
No os aburriremos extendiéndonos más de la cuenta (o, al menos, intentaremos no hacerlo), y nos ahorarremos nuestras peripecias por todo el estado de California y nuestro seguimiento intensivo de la Nintendo Direct gracias al oportunista Wi-Fi de un McDonald's, y pasaremos a hablaros del centro urbano de la ciudad, Downtown, donde esta el centro de convenciones angelino y donde hemos pasado la tarde.
Porque sí, para llegar a él uno ha de abrirse paso entre los jóvenes alternativos que beben martini, pero una vez hecho eso, y recreándonos con la puesta de sol que se cernía sobre los elegantes rascacielos o las montañas coronadas de nieve, hemos pensado y caído, a pesar del jaleo, en lo bonito y mágico que es ese rincón de después de Los Ángeles.