Análisis Paper Mario: Color Splash

(Wii U)

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Paper Mario: Color Splash. El mundo es nuestro lienzo

El nuevo título de la sub-saga de Mario llega con la difícil tarea de ser el único juego que puede vender Wii U durante lo que resta de año

Plataforma analizada: Wii U
05/10/2016 17:00
Desde sus orígenes, la saga de Paper Mario ha pasado por diversos cambios, viéndose desde el toque RPG original hasta el plataformeo en Wii. Con la llegada de la octava generación, la franquicia sufrió una nueva transformación, volviendo en su medida a los combates por turnos originales, pero eliminando por completo muchas otras facetas de los mismos, como los compañeros, a favor de introducir nuevas mecánicas basadas en el uso de cartas. Bajo esta premisa, Paper Mario: Color Splash vuelve a utilizar este concepto originario de Nintendo 3DS, habiendo aprendido de los errores pasados para ofrecernos una aventura más completa, pero que sigue sin llegar al nivel de los originales
Paper Mario: Color Splash

Paper Mario: Dale color a la vida a base de martillazos

La evolución de Paper Mario a lo largo de estos años se ha hecho más que evidente con el paso de cada uno de los títulos que conforman esta sub-saga, hasta el punto de que a día de hoy los cinco títulos tienen como eje común un mundo basado en el papel y así como un humor característico, lo cual no termina de ser negativo en su plenitud, ya que le otorga una personalidad propia a cada uno. Paper Mario: Color Splash no es diferente en este aspecto, siendo así que bebe mucho del título lanzado en Nintendo 3DS, pero presentando un estilo que lo diferencia de éste, en algunos puntos para bien, mientras que en otros ocurre todo lo contrario, siendo un paso para atrás en la franquicia.

En primer lugar debemos hacer mención a la historia desarrollada a lo largo del título, la cual no deja de ser una mera excusa para avanzar en el juego, pero que se sale de los cánones a los que nos tiene acostumbrados Mario con un sinfín de historias secundarias en diversos niveles, dándole más vida al mundo que se nos presenta al no plantearlos como simples escenarios llenos de enemigos. Y es aquí donde debemos hacer un pequeño inciso para hablar de los personajes, más concretamente del compañero que nos acompañará a lo largo de la aventura: Baldo. Es por muchos conocidos que Nintendo se ha caracterizado o por darnos compañeros insoportables o memorables, y después de lo que fue Tina en el anterior título es de agradecer que hayan aprendido la lección para darnos no sólo un personaje carismático, sino también profundo y amigable, haciendo que la aventura con él sea más fructífera.

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En cuanto al resto de los personajes, se nota cierta vagancia en lo que respecta a los aliados, perteneciendo todos, prácticamente sin excepción, a la raza de los Toad, diferenciándose únicamente por sus colores, lo que le otorga cierto toque de monotonía que se hace pesado. Por su parte, los enemigos planean una mayor diversidad, aunque existe un gran desequilibrio en lo que respecta a los Shy Guy, haciendo acto de aparición prácticamente en todos los niveles.

Otro de los aspectos destacables del título, el cual ya hemos mencionado anteriormente, es el humor, el cual se presenta en dos vertientes, ya sea mediante chascarrillos forzados y orientados a un público más infantil o a través de auténticos golpes de humor que sacarán más de una sonrisa, haciendo incluso referencia a elementos de la cultura popular como lo son las películas de terror. En lo que respecta a otros de los elementos característicos de la saga, se echa en falta el tradicional inicio narrado, el cual, pese a ser una simple trivialidad, le resta un poco de encanto a la historia del título, siendo una ocasión desaprovechada en vista de que la historia está más consolidada que el título anterior, que tampoco contó con un inicio narrado.

Finalmente, y antes de meternos de lleno en la jugabilidad, debemos mencionar que el mapeado que presenta el título es  variado, aunque sin volver a salirse de los cánones establecidos que conforman prado, playa, montaña, volcán entre otros. Asimismo,  también se da que la gran mayoría de los escenarios son rejugables, no sólo porque tengamos que ir a por un objeto consumible en particular, sino porque muchos presentan dos objetivos diferentes a conseguir, lo que permite que en un mismo nivel se puedan contar varias historia. No obstante, el título peca en este aspecto ante el hecho de que la bifurcación se suele dar prácticamente al final del nivel, lo que provoca que a la larga repitamos niveles meramente para que cambie la última sección.

Paper Mario: Color Splash

Con todo lo anteriormente comentado, y sin más dilación, toca hablar de la jugabilidad del título, la cual se caracteriza principalmente por presentar un perfecto desequilibrio que denota en todo momento lo que podría haber sido una buena idea, pero que ha sufrido un mal aprovechamiento por parte de los desarrolladores. Y es que, a fin de cuentas, el sistema de combate es bastante similar al que pudimos ver en 'Paper Mario: Sticker Star', basado en el uso de cartas, pero más engorroso. Para hacerse una idea de esto, hay que mencionar en primer lugar que no se puede elegir al enemigo al que atacamos cada turno, provocando con ello que enemigos fuertes puedan estar resguardados sin que podamos hacer nada más allá de derrotar a aquellos que estén antes, lo que en ocasiones puede dar lugar a una situación no difícil, sino injusta, pero de esto ya hablaremos más adelante.

El sistema de combate es similar al que pudimos ver en ‘Paper Mario: Sticker Star’, basado en el uso de cartas, pero más engorroso.

Por otro lado, desde un principio muchos vieron al Wii U Gamepad  como la herramienta ideal para un RPG por turnos, ya que permitía administrar de primera mano los recursos con los que contábamos a lo largo de la aventura, de la misma forma que nos permitiría controlar de una forma más dinámica estos, ya que, a fin de cuentas, este mando estaba concebido para hacer los juegos más ágiles. Sin embargo, en 'Paper Mario: Color Splash', por irónico que parezca, se ha hecho todo lo contrario, planteándonos no sólo un sistema de combate lento y tosco, sino que también no da opción a que uno pueda organizarse por sí mismo, dándonos por defecto una organización automática o una basada en el orden cronológico en el que nos llegan las cartas, algo que se podría haber suplido si fuese cómodo moverse por todo el inventario, pero no permite ni eso.

Asimismo, para hacerlo aún más engorroso, se nos plantea un sistema de ataque basado en el uso de pintura, de forma que si nuestra carta está sin colorear, tendremos que hacer uso de la pintura con la que contemos para darle más poder, lo cual no es un mal concepto, de hecho, lo vuelve más estratégico al tener no sólo que administrar nuestras cartas, sino también la pintura que tendremos que usar en el mapeado. Sin embargo, y para la desgracia del título, esto no hace más que alargar los turnos de una forma innecesaria junto a la ya mencionada búsqueda de la carta de ataque ideal, por lo que muchas veces querremos huir de un combate a fin de que no interrumpa el avance mismo del juego.

Paper Mario: Color Splash

Un sistema de combate no del todo bien aprovechado

Para nuestra fortuna y la del título en sí, al poco tiempo uno se acostumbra a este sistema, muy a su pesar, haciendo así que los combates no se conviertan en una pesadilla. No obstante, si algo ha denotado este sistema de combate, es que no está pesando para todo el mundo, de forma que aquellos más acostumbrados al dinamismo de acción real de los RPG de hoy en día pueden acabar tirándose de los pelos.

Una de las mejoras en comparación al título anterior, lo cual también es un punto a favor de los combates, es que las monedas ya no sólo se conseguirán a través de estos debido a que podremos hacernos con cientos de estas a través de mininuegos integrados en el juego, aunque basados en Piedra-Papel-Tijera, nada del otro mundo.  Sin embargo, la importancia que tienen los combates se ve reflejado en nuestro martillo, al que podremos subir de nivel para darle una mayor capacidad de almacenamiento de pintura, elemento indispensable en el título. Y respecto a esta última, no podemos finalizar sin mencionarla previamente, para lo cual simple y llanamente debemos de decir que es uno de los mejores añadidos del título, otorgándole su propia personalidad frente a otros.

En primer lugar, es el instrumento necesaria para combatir, dándole un toque estratégico en su administración, mientras que, por otro lado, con ella podremos investigar todo el mundo que nos rodea, ya que uno de los desafíos que nos plantea el juego es devolverle el color a todas las zonas jugables, lo que nos permitirá hacer una exploración mucho más profunda, por no hablar de que abrirá toda clase de caminos y secretos, algunos contando con el mítico sentido del humor de la saga.

Paper Mario: Color Splash

Finalmente, y en relación a los extras, debemos de hablar de varios aspectos que presentará el juego, siendo uno de estos los jefes finales de cada área, los cuales, sin ahondar demasiado, presentarán un auténtico toque estratégico para poder vencerlos ya no sólo a ellos, sino también a todos los enemigos que les puedan acompañar. Asimismo, el título presenta nuevamente un museo coleccionable, el cual será el objetivo final a cumplir una vez pasada la aventura, alargando su duración y permitiéndonos explorar zonas que antes habíamos pasado de largo a fin de completarlo.

Por otro lado, la banda sonora cuenta con temas memorables, pero sin llegar a destacar como hacen otros título de Nintendo, de la misma forma que los gráficos no terminan de despuntar, aproximándose más a ser un juego discreto en este aspecto, aunque eso no evita que el apartado visual esté sumamente cuidado, tanto en los escenarios como en los personajes, haciendo uso de todo los elementos relacionados con el papel que el estudio desarrollador podría haber usado.

El título no define la curva de dificultad, dando lugar a situaciones injustas

Y en lo que respecta a la dificultad, encontramos el que sin duda es el apartado que más puntos le resta al juego. No porque sea un juego excesivamente fácil, ni tampoco difícil, sino por la clara falta de una curva de dificultad, dando lugar a que haya niveles que sean  un paseo, sin que perdamos ningún punto de salud, para pasar sin previo aviso a un punto en el que, en un abrir y cerrar de ojos, perdamos toda nuestra vitalidad, obligándonos a repetir todo lo avanzado. E incluso se puede dar el caso de que hayamos estado guardando nuestras mejores cartas para los enemigos difíciles, para que de un plumazo nos las quiten.

Paper Mario: Color Splash

Ante este punto no podemos más que mencionar una clara falta de preparación y elaboración en lo que respecta al desarrollo de este elemento del juego, ya que en ningún momento da la sensación de que estemos ante un auténtico desafío, sino más bien ante una injusticia que no nos merecemos de acuerdo a nuestro progreso. En conclusión, ‘Paper Mario: Color Splash’ ha llegado en una mala época para una consola que lleva viendo el final del túnel desde hace meses, siendo un título que presenta unos puntos negativos que no lo hará acto para un público general. No obstante, y restando estas salvedades, aquellos que se acostumbren al sistema de combate encontrarán en él un título que rezuma carisma, diversión y todo un mundo por explorar.

8

Lo mejor

Una historia más profunda que el título anterior

La pintura otorga estrategia y exploración

Situaciones de humor y personajes mejor construidos

Lo peor

El sistema de combate parte de una buena idea mal aprovechada

Los altibajos en la curva de dificultad

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